
Recompensas...
El ayuno de Daniel para el cuerpo, el alma y el espíritu.
“Cuando ayunéis, no os hagáis los decaídos, como los hipócritas, que descuidan su apariencia para mostrar a los hombres que ayunan. De cierto os digo que ya tienen su recompensa.
Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lávate la cara,
de modo que no muestres a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto. Y tu Padre que ve en secreto te recompensará." Mateo 6:16-18
La Biblia nos enseña que somos espíritu, alma y cuerpo, una unidad indivisible. A medida que entramos en un tiempo de oración y ayuno, estas tres partes de nosotros son afectadas considerablemente.

El cuerpo- Ciertamente nuestro cuerpo es afectado positivamente, en la medida que nuestra dieta cambia, y para algunos, de forma dramática. Muchos experimentan desintoxicación de elementos como la cafeína, grasas, químicos y azúcar, presentándose algunos síntomas comunes como: Dolor de cabeza, calambres en las piernas, fatiga y malestar general, pero todo esto es parte del maravilloso proceso de una nueva vida; ya que la mayoría de las personas pierden peso durante el ayuno de Daniel; y otras muchas son sanadas de diabetes, alergias, artritis y aun de cáncer.
El alma-
Salmo 35:13 dice: "Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi oración se volvía a mi seno"
El alma también es afectada grandemente durante el ayuno. El alma es el asiento de nuestras emociones, el intelecto, la personalidad y la voluntad. Es en el ámbito del alma que experimentamos ansiedades, frustración, coraje… incluso felicidad.
El ayuno aclara y libera nuestra mente para entender lo que Dios está diciendo a nuestro espíritu. Esto nos condiciona para llevar a cabo su perfecta voluntad.
Al perseverar a través de las molestias físicas iniciales y mentales, experimentaremos una paz en el alma para concentrarnos en las cosas de Dios sin que ni siquiera los apetitos legítimos del cuerpo interrumpan la comunión con él
El espíritu-
Esdras 8:21 "Y publiqué allí junto al río Ahava, para afligirnos ante nuestro Dios, a fin de solicitar de él camino derecho para nosotros, nuestros niños y todos nuestros bienes".
Salmo 35:13 "pues cuando ellos se enfermaban yo me afligía por ellos, me ponía ropas ásperas y ayunaba, y en mi interior no dejaba de orar".
Daniel 9:3 "Y volví mi rostro al Señor Dios, y lo busqué en oración y ruego, en cilicio y en ceniza".
Tenemos en Jesús un ejemplo bíblico muy importante sobre el por qué ayunar. La Escritura nos dice en Mateo 4:1-2 “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado del diablo. Después de ayunar durante cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre”. Al inicio de su ministerio terrenal (3 años y medio duró su ministerio) Jesús se retiró al desierto y allí estuvo en oración y ayuno durante 40 días.
El ayuno siempre debe tener una meta espiritual; y esa meta es: ACERCARNOS MAS A DIOS. Así que durante este maravilloso tiempo debemos enfocarnos en la oración, el estudio y meditación de la Palabra y la comunión con los hermanos.
El ayuno desata Ligaduras
¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? Isaías 58:6
En nuestras vidas pudieran haber situaciones muy difíciles que parecieran tenernos atados, y que no hemos podido vencer con nuestra fuerza de voluntad, ni con oración. Estas ataduras o ligaduras pueden ser: vicios, malos hábitos, envidias, problemas emocionales o de carácter; debilidad en contra de algún pecado, frialdad espiritual y muchos más.
El apóstol Pablo nos dice: No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar. 1 Corintios 10:13

Cuando nos encontremos en medio de estas situaciones difíciles, ya Dios nos ha dado una vía de escape, el Señor ha provisto una salida, Él nos ofrece una solución y ha diseñado un plan para combatir cualquier debilidad (tentación) que no quiera soltarnos y aún parezca ser sobrehumana.
El ayuno es la salida; Él promete respaldar el ayuno para libertarnos de toda ligadura, de todo lugar donde el enemigo nos haya encasillado y acorralado. El Señor les dijo a sus discípulos, después de que ellos, probándolo todo, habían fracasado en su intento por liberar a un niño lunático que estaba fuera de control:
Es que este género no sale sino con oración y ayuno. Mateo 17: 21 Lo que Cristo dijo es que cuando alguna situación no se ha podido vencer por ningún medio, hay que ayunar. Hay cosas que Dios tiene listas para ti, que no las vas a tener a menos que ayunes.
Muchas personas no pueden dejar algún mal hábito o debilidad, y aunque lloran y aun hasta oran sinceramente, buscando liberación, continúan en la esclavitud. El ayuno se enfrenta a este tipo de esclavitud y rompe sus ligaduras. Cuando ayunas, estás luchando por el control de tu vida. Controlando lo que comes, lo que dices, lo que haces, tú estás determinando cuáles serán las cosas que controlarán tu vida para el propósito de Dios.
Toma la decisión hoy, de que esas cadenas se rompan. Aquel a quien el Hijo deja en libertad es verdaderamente libre.
Refuerza esa decisión con ayuno, y te harás más fuerte. Ningún obstáculo podrá retenerte. Lo que el enemigo ha dispuesto para dañarte, Dios lo cambiará y lo utilizará a tu favor.
Los problemas con los que luchas ahora, no te derrotarán; levántate en fe, creyendo que el Todopoderoso ya tiene la salida. Declaro tu victoria sobre cada uno de tus enemigos, en el nombre de Jesús.
¿Cuál fue la recompensa del ayuno de Daniel?
Daniel obtuvo la victoria. El arcángel que venía en su ayuda pudo vencer y cruzar el obstáculo del príncipe de Persia gracias al ayuno de Daniel. Así pudo traer la bendición para contestar su oración.
Cuando él se humilló y buscó el rostro de Dios, entonces todo se desató.
Si usted tiene alguna situación que está demorada, comience a declarar ayuno y oración, quizás sea un espíritu de demora que está deteniendo la respuesta.